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Clasificación del suelo - de acuerdo con los niveles de microorganismos

Actualmente la clasificación de los suelos está orientada a las características químicas y físicas, y no existe ningún interés por clasificarlos de acuerdo con su pedogénesis y sus características biológicas. Como resultado de muchas investigaciones, los japoneses, vinculados al desarrollo de lo que llaman “agricultura natural”, han determinado que las características de los suelos varían a gran escala de acuerdo con los microorganismos presentes en ellos, y los clasifican en:

1. Suelos tipo putrefacción:

 

Cuando en los suelos cultivados se introducen materiales orgánicos, éstos se transforman rápidamente en sustancias inorgánicas y al descomponerse liberan energía en forma de gas y calor, produciendo con ello contaminación. A este fenómeno se le denomina “suelos en putrefacción”. El fenómeno de la putrefacción es una transformación inorgánica que se origina por la transformación de materiales intermediarios inestables en el momento en que los materiales orgánicos son descompuestos por los microorganismos. Los materiales intermedios y el calor formado en este fenómeno generalmente son perjudiciales para los animales y las plantas, y no pueden ser utilizados como energía. Los suelos en estado de putrefacción son patógenos y favorecen el surgimiento de insectos y enfermedades en los cultivos. Los fertilizantes sintéticos así como los venenos agrícolas perjudican constantemente las funciones biológicas y básicas en los suelos: cuanto más son utilizados, más fortalecen la tendencia de los suelos hacia la putrefacción.

2. Suelos tipo bacterias purificadoras:

 

La clasificación biológica de este tipo de suelo está limitada a la mayoría de los suelos de los bosques forestales nativos, los cuales poseen una gran acción purificadora en función de su estabilidad biológica y por la poca o ninguna acción antropocéntrica y desastres naturales que en ellos ocurren. Cuando estos suelos cubiertos por bosques sufren los impactos de la tala, la roza, la quema y la siembra, muestran su acción benéfica de purificación biológica y gradualmente los sistemas agrícolas explotados en estos suelos agotan esta acción. Inicialmente, los cultivos realizados en este tipo de suelos, después de la primera tumba y quema, traen buenos resultados durante los primeros ciclos agrícolas mientras duran y actúan las reservas de las bacterias purificadoras y las cenizas. Después de un tiempo muy corto de cultivo el humus comienza a disminuir y a desaparecer y la acción de las bacterias declina. Con este fenómeno el suelo se transforma en el tipo putrefacto y los microorganismos patógenos, que al inicio eran limitados por la estabilidad y el equilibrio microbiológico, aumentan gradualmente hasta transformarse en un serio problema dependiente de insumos y en ciclo vicioso de enfermedades.

 

3. Suelos tipo fermentación y síntesis:

 

Este tipo de suelo se sostiene a partir de la efectiva acción del flujo de energía en un ambiente de pureza, sin crear contaminación. Está confirmado que cuando se fija en el suelo una combinación microbiológica tipo fermentación-síntesis, no se produce liberación de gas ni de calor, aún incorporándose materiales orgánicos in natura al suelo. Por otro lado, también está comprobado que cuando los microorganismos del tipo fermentación predominan, los materiales orgánicos in natura incorporados al suelo se transforman en aminoácidos y azúcares, sustancias de gran importancia para los vegetales, y por lo tanto terminan siendo reciclados como energía orgánica. En la fermentación se da el proceso contrario al que ocurre en la putrefacción: los materiales orgánicos se vuelven sustancias útiles y solubles. La fermentación es el fenómeno por el cual la proteína se subdivide en diversos aminoácidos, y sustancias vegetales como la celulosa y la lignina se transforman en glúcidos. En el proceso de la fermentación los materiales orgánicos se mantienen en el suelo en forma de energía asimilable, que será programada biológicamente por los vegetales en forma de energía orgánica sin liberar calor y mucho menos contaminando el medio ambiente.

 

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