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Macrobiología del Suelo 

 

 

Califica a cualquier organismo que puede ser observado a simple vista, es decir, sin necesidad de ayudarse con elemntos como lupas, microscopios ópticos o microscopios electrónicos.

 

La macrobiología del suelo es fundamental dado que es una fuente importante de materia orgánica además que a largo plazo realizan acciones que determinan las condiciones de calidad del suelo patra determinadas actividades  

 

Los macroorganismos del suelo pueden pertenecer al reino animal en cuyo caso se les conoce como macrofauna del suelo, o pueden ser macroorganismos vegetales. 

 

 

Imagen 1: Macrobiología del suelo

1. Macroorganismos vegetales 

Los macroorganismos vegetales más importantes del suelo son las raíces  de las propias plantas, a pesar de que son menos observadas y conocidas, y en muchos casos desarrollan un volumen superior al de la parte aérea de la misma planta. Por otro lado, es imposible separar una parte o todo el sistema radicular que evoluciona en el suelo del resto de la planta, e ignorar su integridad y fragilidad, y la manera como enraiza a través de sus sistemas especializados a diferentes profundidades del suelo. Las plantas desarrollan en todo su sistema radicular principal, para su nutrición, infinitas relaciones entre las partes vivas y los minerales, en las que se mezclan el humus y la arcilla. La raíz puede absorber los elementos nutritivos solubilizados por los microorganismos y de forma simbiótica segrega sustancias ricas en carbono para nutrir la microvida del suelo. Las raíces se enriquecen del suelo y a la vez lo enriquecen, aportándole exudaciones nutritivas y material orgánico, como aminoácidos, ácidos orgánicos, glúcidos, sales minerales, enzimas, vitaminas y hormonas.

 

Las raíces, además, estructuran y vivifican el suelo al captar nitrógeno, materiales orgánicos y minerales. Su acción sobre la roca madre es tanto más fuerte cuanto más pobre sea el suelo, fenómeno natural de autorregulación y sobrevivencia asociado a la evolución de las especies. La vida de la rizosfera (intestino de la planta) solubiliza con su flora intestinal lo insoluble del suelo, sea orgánico o mineral. Las raíces, que se hunden como cinceles y se distribuyen en todas las direcciones en la tierra, recuperan los minerales filtrándolos y ventilan el suelo y el subsuelo, facilitando con ello el examen del terreno a los microorganismos y a las raíces de los cultivos venideros; retienen y permiten la circulación del agua remineralizada, lo que será útil en verano, en algunos casos extrayéndola a más de cien metros de las capas profundas en los periodos secos y facilitando el desagüe en caso de exceso; participan en las transmutaciones y movilizaciones minerales naturales junto con los microorganismos del suelo; se descomponen sin problemas e incluso hay que evitar airear las demasiado, pues su descomposición prematura conduce a una degradación precoz de la estructura del suelo y a la mineralización acelerada. Por otra parte, las raíces pueden implicar el riesgo de lixiviación cuando el cultivo en el terreno no está lo suficientemente desarrollado y pueden alimentarse con todo lo que está disponible antes de la mineralización.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2. Macrofauna del Suelo

La macrofauna del suelo están descritos por animales que miden más de un centímetro de largo y más de dos milímetros de diámetro o ancho. Los grupos que la conforman normalmente son propuestos como indicadores de la calidad biológica del suelo, debido al rol que juegan en los procesos biológicos del ecosistema y su sensibilidad  ante los cambios en las condiciones ambientales. En ella están representados los cuatro principales grupos de animales visibles: artrópodos, mamíferos, moluscos y lombrices de tierra. 

2.1 Artrópodos: 

Los artrópodos en el suelo pertenecen a muchos grupos, principalmente crustáceos, arácnidos, miriópodos y colémbolos. Su acción primordial es la trituración de materiales orgánicos a través de una especie de predigestión de la materia orgánica que se encuentra depositada sobre el suelo. Esta trituración, en conjunto con los desechos de los propios artrópodos, constituye el elemento básico y el soporte adecuado para el desarrollo de una abundante microvida. 

 

Los insectos como los ciempiés y las cochinillas ayudan al suelo masticando y triturando material vegetal para que se descomponga más rápidamente. Las hormigas son otra clase de artrópodos y son entre otros unos de los insectos más extendidos en el planeta, en los áreas donde las hormigas son muy abundantes, éstas afectan muchos procesos del suelo a través de la construcción de sus nidos, los cuales influyen críticamente en los procesos de los ecosistemas tales como la redistribución del agua y el ciclo de los nutrientes 

2.2 Mamíferos: 

Los mamíferos de pequeño tamaño son en su gran mayoría roedores, como por ejemplo los ratones. Tienen como papel principal crear grandes y complejas galerías, las cuales permiten que el agua penetre masivamente al suelo, además de que con ello le facilitan una buena aireación. Por otro lado estos pequeños roedores tienen la gran capacidad de mezclar los diferentes horizontes de los suelos en busca de otros organismos vivos para su alimentación (gusanos, lombrices, grillos, etc.).

2.3 Moluscos:

 

Los moluscos  también juegan un papel importante en la digestión de la materia orgánica que será luego incorporada al suelo. Están principalmente representados por las babosas y los caracoles, en varias formas, tamaños y especies. 

 

 

2.4 Lombrices:

 

Las lombrices constituyen uno de los más importantes grupos, ya que conforman los verdaderos intestinos del suelo orgánico. Se encuentran en cantidades que pueden pasar fácilmente los diez millones de ejemplares en una hectárea, lo que equivale a más de dos toneladas de lombrices. Tienen la capacidad de mover hasta treinta toneladas de suelo por hectárea por año, convirtiéndose así en un verdadero arado vivo y flexible para la tierra. Por sus acciones mecánicas y químico-biológicas son virtuales agentes vivos de formación, transformación y conservación de la fertilidad de los suelos y llegan a producir hasta dieciocho toneladas de abono por hectárea por año, al mismo tiempo que favorecen el desarrollo de la microbiología.

Una de las mayores funciones que tienen las lombrices en los suelos no es producir humus; es mejorar la estructura de la tierra cultivada; por lo tanto, al someter las lombrices a confinamiento estamos perdiendo esta gran ventaja.

 

 

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